Serena abrió un ojo y vio que Pepito, tumbado a su vera, le miraba
fijamente mientras se mesaba la barba larga y algo canosa. Debía tener la misma
edad de Serena, pero entre la barba y que había perdido casi todos los dientes,
parecía un abuelo. Siempre estaba sonriente.
- Me ha fichado el Sevilla- le soltó de buenas a primeras
- ¿Cómo?
- Que me han fichado, niño. Para jugar de diez. Mañana mismo empiezo a
entrenar
- Joder, Pepito...¿qué me estás contando?
Pepito el Colgado hablaba completamente en serio
- Me van a dar una porrada de millones, dicen que la ficha será como
la de Polster, y que el diez lo llevaré yo a la espalda
- Coño, Pepito, enhorabuena. ¿Y no te han adelantado algo para
celebrarlo?
- No, niño, no me han dado ná. Se lo tenía que haber pedío ¿verdad?
- Claro, hombre, Pepe, es que no estás en lo que estás . Ahora nos
podríamos fumar una plata los dos tan a gusto.
In ictu oculi vita Serenae et parvi Josephi mutari potuerit si ludica historia perfecerit . Somnus ingentis pecuniae copiam amicalia verba tingit.
Canijo, Fernando Mansilla, pág 284