Ardían en deseos de verse en la simpar Sevilla. Otra vez al tren. Serían las nueve de la noche cuando se encontraron dentro de la romántica y alegre ciudad, en medio de aquel idioma ceceoso y de los donaires y chuscadas de la gente andaluza. Pasaron allí creo que ocho o diez días, encantados, sin aburrirse ni un solo momento, viendo los portentos de la arquitectura y de la Naturaleza, participando del buen humor que allí se respira con el aire y se recoge de las miradas de los transeúntes
Cum viatores prodigia naturae et operum constructorum ,quae ornabant urbem hispalensem, vidissent et cum verba elegantia et gratiae plena in quibus modulatio sonus inerat, audivissent ,non pati taedium sed fuisse beatissimi exposuerunt quia aer ipse leporem ingeniumque habebat
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