Había
muchos negocios de libros en Sevilla, tantos como de instrumentos
musicales. Me sorprendió la afición de sus habitantes por la
lectura y por la compra y venta de manuscritos. Nunca había visto
nada igual, ni siquiera en Constantinopla. No solo se vendían copias
en aljamía, sino también en claro latín de lera carolina,
manuscritos en pergamino y en un material más blando similar a la
tela que los sevillanos llaman `papel`. Lo que nosotros solo podíamos
ver en los ‘scriptoria’ de los monasterios o en las bibliotecas
de los palacios, se encontraba en Sevilla al alcance de cualquiera
que tuviera posibles para adquirirlos o un buen instrumento musical
para hacer el trueque.
In
taberna quando sumus non curamus quid sit humus, sic dicebant
Carmina Burana sed tabernae Hispalenses plenae incredibilium
voluminum erant et magna copia
eorum videri et tangi et denique comprari poterat. In libro
"Tibi lumen negabunt" tales nuntios cogcoscimus
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