El
músico ambulante de la esquina toca la ‘Salve rociera’ en su
piano mecánico. Supongo que para mi vecino andaluz oír así esta
salve, que allí se canta y repite tanto, ha de ser latoso. Para mí
en cambio precipita un aluvión de imágenes, recuerdos y anhelos; y
me parece muy acorde con todos estos fantasmas que el piano suene tan
mal, subrayando el carácter distante, remoto, de lo que evoca, y de
Sevilla. Esta salve de hojalata a la que sólo le falta, para
conformar una estampa folclórica y gitana, una cabra posada sobre
las patas traseras en una peana circense, es una invitación al viaje
que simultáneamente lo desaconseja, como el personaje que Aschenbach
ve a la puerta del cementerio en las primeras páginas de ‘La
muerte en Venecia’.
Le
escuchas desde tu ventana. ¿Quién te impide a ti ir a Sevilla?
Nadie, y sin embargo, no irás. No, ya sé yo ‘lo que significan
todas las Ítacas’. En la calurosa tarde te basta la melodía en
bucle del piano mecánico y su desafinada languidez.
Sergiomumo |
Cum
notum Carmen in viis audivisset,in suam menten memoria temporis
praeteriti pervenit. Haec memoria timoris et desiderii ita plena erat
ut eum traheret et repelliret .
Quare de capra in viis Hispalis loquitur? Spectacula caprarum et capreolorum undique videntur.
Quare de capra in viis Hispalis loquitur? Spectacula caprarum et capreolorum undique videntur.
Lo
que cuenta es la ilusión, Destino, pág 104
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